El Músculo de la Fe

 Marcos 9:23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.


Ejercite el músculo de la fe

En Rom.10:17 dice la importancia de la Palabra de Dios para fortalecer nuestra fe. “La fe viene por el oír de la palabra de Dios…” Pero hay algo más que necesitamos hacer para ver crecer nuestra fe. Debemos utilizarla.

En 1 Timoteo 6:12, Pablo dice lo siguiente sobre la fe:

“Pelea la buena batalla de la fe” 

La fe está diseñada para el conflicto. No crece sin el conflicto. No crece sin la presión. La tienes que utilizar. 

Es como para los fisiculturistas una dieta no es suficiente para hacer crecer el músculo. Ellos le dirán que tomar proteína y comer pescado no es suficiente para poder trabajar los músculos y hacer que crezcan. Ellos levantan pesas todos los días para hacer que sus músculos crezcan.

Lo mismo le ocurre a la fe. La fe es un músculo que tenemos que usar. No es suficiente con tan solo escuchar discos compactos de la Biblia o leer la todo el día. Escuchar por sí solo no es suficiente para desarrollar la fe. Usted tiene que usar el músculo de su fe.

De eso se trata la batalla de la fe. Usted ejercita su fe cuando está en medio de su tormenta, cuando la tentación le asalta y todo tipo de pruebas le dicen que no logrará salir de eso y que se hundirá con el barco.

Mientras está en medio de su tormenta, el viento está rugiendo a su alrededor, los rayos están tronando y las olas están cayendo sobre su barquito. Entonces, levántese y diga: “Le creo a Dios, y creo que todo será como Él me ha dicho”. Ahí es donde la batalla de la fe comienza.

No importa por lo que esté pasando hoy, ejercite el músculo de la fe. Confíe en que Dios hará justo lo que ha prometido. 

Comprendiendo la fe

Ya hablamos de la fe y de la importancia de un buen régimen alimenticio de la palabra de Dios, y de ejercitar nuestra fe si queremos que crezca.

Le pregunta es, ¿qué es la fe? La mayoría de los cristianos saben la definición técnica de Hebreos 11:1

Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

La Nueva Versión Internacional dice: Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”. Eso está muy claro. Pero, es aún más claro cuando conecta esta definición a 1 Timoteo 6:12:

Pelea la buena batalla de la fe [Pelee la buena batalla de estar seguro de lo que espera y de estar convencido de lo que no se ve.]

Cuando la respuesta a sus oraciones no se encuentre en el horizonte, cuando no se sienta diferente, usted necesita pelear la buena batalla y decir: “¿Sabes qué? La palabra de Dios lo dice y ésa es la única prueba que necesito. 

“Voy a pelear la buena batalla de la sustancia de lo que se espera y de las cosas que no se ven”.

¿Con qué está luchando hoy? ¿Qué está desafiando su fe? Manténgase firme en la verdad de la Palabra de Dios. Confíe en Él, sin importar lo que otros puedan decir. 

Es vital que usted comprenda lo que Hebreos 12:1–2 enseña sobre la fe si es que desea progresar en su fe. En ese pasaje se nos dice que: Jesús es el Autor y Consumador de nuestra fe. Él no solamente es el autor, Él es el que desarrolla nuestra fe. 

Jesús es como el entrenador para el fisiculturista.

Tres niveles de fe de los que Jesús habló.

1. El primero de estos niveles se encuentra en Marcos 4:37–40:

Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 

El primer nivel de fe que Jesús mencionó es ninguna fe. Este nivel de fe cree que a Dios usted no le importa. Está caracterizado por los discípulos que despertaron a Jesús en medio de la tempestad y le dijeron: “―¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?” (Marcos 4:38)

Quizás usted se encuentre hoy en una tempestad y, para usted, parece ser que Dios esté dormido y ni siquiera le importe. No crea esa mentira. Si usted acepta la mentira de que a Dios no le importa, le robará su fe. 

Amado; a Dios sí le importa. Él no va a permitir que usted perezca. Él está interesado inclusive en los detalles más pequeños de su vida. 

En 1 Pedro 5:7 dice: “Él tiene cuidado de nosotros” 

2. El segundo nivel de fe se encuentra en Mateo 6:30–34 cuando Jesús dijo:

Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”

Este segundo nivel de fe es poca fe. Como vemos en este pasaje, poca fe es una fe que se preocupa. Se preocupa del mañana y se ocupa de la escasez en vez de ocuparse de Dios.

Aun cuando las personas con poca fe creen que Dios sí se preocupa, su enfoque es incorrecto. Se están concentrando en: “¿Qué voy a comer? ¿Qué voy a vestir? ¿Cómo voy a sobrevivir?” 

Ahora bien, todas esas cosas son legítimas, y su Padre sabe que usted tiene necesidad de ellas. Así que, en vez de enfocarse en lo que le hace falta y de preocuparse sobre el mañana, permita que su enfoque esté en Dios y en Su capacidad para proveer, en Su cuidado, y Su abundante amor. 

No viva una vida de poca fe. 

 3. El tercer nivel de fe se encuentra en Mateo 8:5–10:

Al entrar Jesús en Capernaúm, se le acercó un centurión pidiendo ayuda. ―Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis, y sufre terriblemente. ―Iré a sanarlo —respondió Jesús. ―Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace. Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: ―Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.

Ya vimos que el primer nivel de fe es ninguna fe, el segundo es poca fe, y ahora el tercero es una fe grande

Una fe grande dice: “Señor, Tu palabra es suficiente”. El centurión dijo: “Tan solo di la palabra” (Mateo 8:8). Él comprendía la autoridad de las palabras de Jesús al decir: “Jesús: lo único que tienes que hacer es decirlo. Ni siquiera tienes que venir a mi casa. No tienes que probarme nada. Tu Palabra es la única prueba que necesito”. 

Esto es lo que una fe grande dice: “Señor, Tu Palabra es la única prueba que necesito. Las cosas no tienen que verse diferente y no tengo que sentirme diferente. Basta con Tu Palabra. No necesito ningún otro tipo de confirmación. No importa lo que digan las circunstancias. Señor, Tu palabra resuelve todo. 

Ésa es una gran fe, y eso es lo que deberíamos buscar. 

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